DISEÑO DE UN ROMPEOLAS USANDO TETRÁPODOS PARA LA PROTECCIÓN DE PUERTO BAQUERIZO MORENO (GALÁPAGOS)
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La protección costera es una actividad humana que surgió desde que el hombre
adquirió, por medio de herramientas y obras simples, la capacidad de proteger el espacio que
lo circunda para su propio beneficio. Muchos puertos costeros alrededor del mundo son
favorecidos al presentar una protección natural en forma de rompeolas, escolleras, entre otros.
Sin embargo, existen puertos costeros que necesitan la intervención del hombre para la
construcción de obras de protección costera para el mejoramiento de la calidad de vida y
desarrollo socioeconómico del país.
Cuando los sistemas de protección natural fallan durante grandes tormentas, la primera
solución elegida frecuentemente son métodos quasi-naturales como sustento de una playa o
estructuras de dunas de arena artificial. Tales soluciones conservan la playa como un disipador
muy efectivo de la energía de las olas y la duna como una última línea de defensa flexible. Sin
embargo, incluso estos métodos proporcionan solo una solución temporal a la erosión crónica
a largo plazo. Cuando las fuerzas naturales crean erosión, las olas de tormenta pueden
sobrepasar la playa y dañar las estructuras de la costa. Las estructuras hechas por el hombre
deben ser construidas para proporcionar protección. En general, las medidas diseñadas para
estabilizar la costa se dividen en dos categorías: (1) Estructuras para evitar que las olas alcancen
el área de un puerto, tales como rompeolas, muros marinos, mamparos, revestimientos, y (2)
Estructuras artificiales, como espigones y embarcaderos, utilizados para retardar el transporte
costero de la deriva litoral. (Shore Protection Manual, 1984 p. 17)
Un rompeolas deberá de ser capaz de resistir las fuerzas producidas por el oleaje y
proveer un área de refugio contra la acción de las olas. Esta protección podrá ser aprovechada